Hace unos meses vi un anuncio en Facebook sobre un proyecto por y para jóvenes llamado Coevent. Sin tener mucha más idea me inscribí, siempre estás a tiempo de decir que no. El 8 de abril me enviaron un mail para decirme que estaba dentro!! No os podéis imaginar lo contenta que me puse! Empecé a mandar mails y a llamar a todo el mundo para decírselo, con la post data de que no pagaban, pero eso a mí me daba igual, iba a conocer gente, a aprender, a salir de casa y a crear un evento!!! No podía pedir más.
Llegó el día de la primera reunión, en la que teníamos que llevar una imagen u objeto que representara el evento que nos imaginábamos. Yo barrí para casa, claro, y me monté una historia que luego fue demasiado. Como siempre, las cosas son mucho más sencillas de lo que yo me las imagino… El caso, es que llevé una idea de un evento por y para diseñadores, de todas las ramas, donde podrían aprender, demostrar sus ideas y darse a conocer. Podrían haber profesionales con una larga trayectoria y estudiantes.
Quedó muy bien, pero no sirvió de nada.
Nos reuníamos una vez por semana, y perdimos tres semanas decidiendo que evento nos gustaba más. Nos dividimos en cuatro grupos: diseño, que se encargaría de la decoración del evento; comunicación, se encargaría de publicitar el evento, de la cartelería y de recoger l repercusión del evento y ruedas de prensa; administración, se encargaría de llevar las cuentas y el papeleo; y producción, se encargaría de gestionar las necesidades técnicas y aportar las soluciones necesarias para que el evento llegara a buen puerto.
En este último grupo estaba yo, y mis compañeros decidieron que yo fuera la representante, por llamarlo de alguna manera. Nos reuníamos los domingos, cada grupo por separado, durante esas tres semanas, que consideramos perdidas, para aportar ideas de un posible evento. En mi equipo, alguien propuso un picnic, delante del teatro Arriaga, espectacular para quien no lo haya visto, y otro alguien dijo: «¿y si ponemos arena?» . Eso marcó el punto de partida de Bilbao Beach.
Cada miércoles, en las reuniones generales, teníamos «clases» de diferentes profesionales de diversos sectores, que nos guiaban hacía el camino que debíamos seguir (a lo que debo decir ¡menos mal!) El segundo miércoles vino Juan de Innevento, (al que le dedicamos otro ¡menos mal!) que nos explicó los pasos que teníamos que seguir y delimitó las funciones de los equipos, estábamos perdidísimos…y para saber que es lo que queremos teníamos que contestas a las cinco W: what? when? where? who? y why?, ¿qué queremos? ¿Cuándo lo queremos? ¿Dónde lo queremos? ¿A quién va a ir dirigido? y ¿Por qué queremos ese evento? Nos costó mucho contestar a esas cinco preguntas. El miércoles siguiente nos volvimos a reunir, cada equipo tenía un proyecto de evento y teníamos que votar. El proyecto ganador fue «Un verano en la ciudad», lo que después fue Bilbao Beach.
Un verano en la cuidad tenía de todo, pero low cost. Queríamos actividades, incluso por la Ría, talleres y degustación, con casetas donde habrían pinchos y bebida a un precio simbólico. Lo situamos en el muelle del Arenal, bajo unos tinglados, lo que antiguamente sería la estación de autobuses, y el final de la jornada sería un concierto en alguna sala. Todo ocurriría el 29 de junio de 2013, una fecha que no pareció idónea y que nos hizo cruzar los dedos para que no lloviera.
Logicamente, el dinero no nos llegaba para todo. Contábamos con 10000 € que nos daba la concejalía de euskera, juventud y deporte. Así que la idea empezó a trasformarse. Tuvimos que olvidarnos de las actividades en la Ría, había que pedir muchísimos permisos y no nos daba tiempo, quitamos las actividades infantiles, veíamos que el público al que iba dedicado no iba a acercarse si veía muchos niños, y borrar de nuestra mente la arena, una parte del ayuntamiento lo veía un problema.
El tema de los permisos nos tenía asustadas. Pensábamos que el ayuntamiento nos iba a decir que no a todo, a la idea, a las fechas, al lugar…y fue todo lo contrarío. Cuando nos reunimos con el área de espacio publico, quien nos tenia que dar los permisos de absolutamente todo, expusimos nuestra idea.
Les encantó.